viernes, 4 de octubre de 2013

IN ICTU OCULI


En un abrir y cerrar de ojos, instituciones, fortunas y prestigios se esfuman y evaporan, sean propiciados, o no,  por el deseo, la soberbia, la insidia, la prevaricación o la simple avaricia, qué más da.  Igualmente sedas, armas, joyas, libros  y el mundo entero son pisoteados y degradados por la decadencia y el tétrico aspecto de todo lo que muere y su brutal fuerza igualadora.

La Vanitas será y pasará. Y pasará la huella leve de quien vivió con dignidad junto a quienes se pusieron un precio por dos monedas o tres privilegios. Ansiedad de los supermercados, ronroneo de las abejas de la adulación y musgo maloliente de la mediocridad creciendo en las universidades.

Vivimos tiempos de disipación y de bajeza. Y, en la vía, la mayoría se lanza sobre la carga de carne congelada del camión sobre cuyo volante duerme el cadáver todavía fresco del chofer. Y sobre las instituciones y sobre los cargos públicos: como en ruinas donde todo es botín para quienes se citan a un festín desolador.

Más sencilla y distinta la comida que nos sirvió Rene Char:  “A todas las comidas que compartimos, invitamos a la libertad a nuestra mesa. La silla queda vacía, pero el plato está puesto”.

(El video  que sigue, corresponde a una obra de la artista española Greta Alfaro llamado In ictu oculi (2009), en la tradición actual de parodias artisticas de la obra homónima de Juan de Valdés que encabeza a este texto)